LA ILUMINACIÓN ES UNA FANTASÍA MASCULINA

(Traduccion libre del extracto del libro de Gesshin Greenwood "Bow first, ask questions later", aparecido en "Lion's roar" de diciembre 2018


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No aspires a la gran realización, la gran realización es el té y  la comida de cada día

Dogenzenji.  ShobogenzoGyoji.

Odiaba el zen.
De hecho en ocasiones todavía no me gusta el zen, mi ex novio me introdujo en el zen, y es probablemente por eso por lo que lo odiaba tanto. Era un maravilloso, idealista, superintelectual chico  que no sabía ni cocinar ni limpiar, y al que su mamá le compraba la ropa.  Le encantaba el koan de Nansen cortando al gato en dos.   Es como sigue: Había varios monjes disputando sobre la propiedad de un gato, el maestro Nansen, lo agarró y dijo a sus monjes “si alguno de vosotros es capaz de decir una palabra, suelto al gato, en caso contrario, lo partiré por la mitad”  Nadie pudo decir nada, de modo que Nansen mató al gato.  Más tarde contaron esta historia a su discípulo Joshu, quien en respuesta se colocó una sandalia sobre la cabeza. Nansen exclamó entonces “Ah, si hubieras estado aquí, el gato se habría salvado”.
Yo odiaba toda esta mierda.  Llegué al budismo con todo mi sufrimiento, mi rabia, mis miedos ¿y me ofrecen una historia sobre un gato y una sandalia?
Pero más tarde encontré a un verdadero maestro zen, quien me hablo sobre la iluminación y me animó para ordenarme e intentar iluminarme.Podía sentarme en el zendo durante horas, intentando y volviendo a intentar el conseguir la gran realización, y aunque sucedieron algunas cosas y pude ver la realidad desplegarse y abrirse, esto nunca solucionó  el problema de mi vida.
Cuando estado todavía practicando en el templo de mi maestro, una monja japonesa que sabía que estudiaba en un monasterio femenino, nos visitó durante un mes. La manera que tenía es monja de hablar parecía que todo lo que hay en el zen es limpiar y trabajo administrativo, mi hermana en el dharma estaba allí y decía “suena todo como - haz tu trabajo, y concéntrate tan solo en eso, la iluminación es una fantasía masculina”
Lo gracioso del caso es que tres años más tarde mi hermana en el dharma y yo volvimos a esta conversación, y ambas en cierta manera estábamos de acuerdo. Mientras que es cierto que no solo  los hombres buscan, o quieren (o han conseguido)  la iluminación, la práctica del zen ,la práctica del zen  en Japon rompe líneas de género en algunos puntos muy claramente.  Durante la mayor parte de la historia, las mujeres no han tenido acceso a la educación superior, poseer un templo o autoridad codificada según los tradicionales linajes del dharma. A las monjas se les prohibía poseer templos, y por tanto estaban aparte de la  más importante fuente de ingresos y autoridad para el clero budista, hasta después de la segunda guerra mundial. Debido a esta falta de recursos, las monjas desarrollaron estrategias alternativas para sobrevivir, para encontrar comida y abrigo y para practicar,  aprendieron y enseñaron ceremonia del té, arreglo floral e himnos budistas para poder vivir  
Dada estas características historias y culturales, la práctica del zen aparece como diferente para los hombres y para las mujeres. Para aquellas como mi hermana y yo practicábamos en ambientes mixtos, se nos hizo dolorosamente claro que el “trabajo espiritual” de los hombres: conferencias, dokusan, la búsqueda en serio de la iluminación,  fueron todos hechos posible por el trabajo de las mujeres, por las mujeres que habían cocinado, limpiado y organizado la agenda de todos esos hombres.
La escolar Pala Arai ha escrito sobre como a la vista de la desigualdad social, en lugar de volverse resentidas o quejosas, las monjas zen japonesas lograron convertir su dura opresión en gratitud, gratitud y dedicación completa con la vida se volvieron su  práctica más importante, en lugar de buscar algún tipo de iluminación  sobre el cojín, o un drástico cambio de la sociedad   Desde la perspectiva de una feminista occidental esto es una espada de dos filos, Arai escribe en Women Living Zen que para las monjas “la práctica es actuar, ser, sentarse, dormir, es cuando estas actividades diarias se hacen de acuerdo con las enseñanzas budistas que las acciones mundanas se convierten en práctica.  Desplegando la conciencia  en la realidad de la vida, (dice) la práctica de una monja es “la limpieza diaria”.
Tras entrar en el monasterio femenino, oí hablar de Aoyama Roshi, la abadesa, dar instrucciones sobre zazen por primera vez. Dijo  “colocad el pie derecho sobre el muslo izquierdo, y el pie izquierdo sobre el muslo derecho. Enderezad la espalda. Desechad cualquier idea sobre Buda o la iluminación.”
De esta manera empecé a practicar, para las monjas no había tiempo para buscar la iluminación. La descartamos, y lo que queda delante de nosotras es la totalidad del mundo.
Unos tres meses tras entrar al monasterio, me asignaron al tenzoryo, el grupo encargado de la cocina y de preparar la comida (tenzo significa cocinera y ryo, grupo) Limpiábamos la cocina, lavábamos y cortábamos verduras, manteníamos la despensa y preparábamos y almacenábamos condimentos como gomashio, umeboshi o algas secas.
Un trabajo que nos ocupaba una importante parte de nuestro tiempo era la tarea de separar los granos de arroz pulidos de los que conservaban la cáscara. Las cáscaras  son difíciles de masticar y digerir, y dependiendo de la cantidad de arroz y de cómo había sido pulido podría  haber de dos a doscientas cáscaras   entre el arroz blanco,   el separarlo había que hacerlo a mano, sentadas en seiza (de rodillas sobre nuestros talones) junto a una mesa de madera durante horas, con un puñado de arroz blanco en una bandeja negra, e intentando encontrar piedrecillas y    cáscaras. Tas la primera media hora mis piernas comenzaban a dolerme y estaba aburrida, para pasar el tiempo me dio por pensar en otra famosa historia zen.
En esta ocasión, el monje Xuefeng estaba trabajando en la cocina, separando arroz y arena, su maestro le preguntó,“¿dejas la arena y quitas el arroz o dejas el arroz y quitas la arena?”.   Xuenfeng respondió:   “tiro la arena y el arroz al mismo tiempo”.
El maestro respondió; “Entonces, ¿qué comerá la gran asamblea?  Xuefeng volcó el cuenco.   El maestro:“algún día estudiaras con algún otro” significando que Xuefeng entendía algo pero que todavía tenía que trabajar con algún otro maestro.
Por un lado, no existen “respuestas equivocadas” en la práctica del _Zen, por otro lado, hay respuestas en las que la gente se queda sin comer porque has tirado todo el arroz a la basura.
Así, estaba yo concentrada sobre este koan sobre la arena, el arroz y la gran asamblea, y en mi profunda concentración me olvidé de separar las cáscaras del arroz,    No había entendido bien las instrucciones y no diferenciaba exactamente lo que era una cáscara    de un grano de arroz un poco extraño, así todas las cáscaras se quedaron en la bolsa, y a la mañana siguiente la sopa  estaba llena de ellas.
La vez siguiente, no pensé en el koan de la arena y el arroz, intente exactamente sacar las cascaras del arroz  blanco, Esto es también mi experiencia de zazen,  Al principio, buscaba algún tipo de iluminación o de entendimiento, no entendía como una práctica de sentarse pudiera ser literalmente solo sentarse. Me senté e intenté e intenté lograr la iluminación, y esto sentándome realmente.
Pero de una manera importante, zazen en realidad es solo sentarse, es coger las cascaras de arroz no comestibles fuera del arroz comestible sin hacer de ello ningún koan sobre lo relativo y lo absoluto. Si dos monjas japonesas estuvieran en la tarea puedo imaginar esta conversación:   Abadesa:  “¿estas apartando la arena y dejando el arroz o dejando el arroz y apartando la arena?”  Monja en la cocina: “estoy exactamente preparando la cena” . Abadesa “Genial, sigue así. Esta noche tendremos sopa de miso o consomé?”   (Sigue un breve intercambio sobre trucos de cocina, enseguida ambas mujeres continúan con el trabajo).
Puede ser que no capte los koan, pero creo que al final del día, realmente cocinar el arroz es más importante que contestar un koan sobre el arroz, puesto que un koan sobre el arroz se responde con un arroz bien cocinado (si algún hombre quiere probar mi entendimiento de este koan, le reto a una carrera de bolas de arroz, el primero que haga cien bolas gana el dharma, ya!)
Siempre que me solicitan instrucciones para zazen, doy las mismas que recibí: espalda derecha, medio loto o loto completo si es posible, ojos abiertos y mirada  baja, manos en el mudra cósmico. Aparta toda idea de buda o iluminación y solamente haz la postura. Esto es básicamente toda la instrucción que he tenido y  por lo tanto es lo que digo. He intentado sacar más de mis profesores pero nunca lo han hecho, y esto me frustró durante años.
Y mi entendimiento de zazen es que, en un nivel fundamental, estás sentada encarnando el ser un Buda, no estás haciendo otra cosa que sentarte. Por supuesto, cuando vamos a zazen queremos todas estas cosas como paz mental, concentración, tranquilidad y lo demás, y entonces el estúpido del profesor solo te dice que te sientes con la espalda derecha y que abandones cualquier esperanza de iluminación,  Ay, entiendo completamente toda la confusión de la gente.
He malgastado un montón de tiempo preocupándome sobre que no sabía qué hacer en zazen y  pensando que no  lo estaba haciendo “correcto”. Pienso que todos debemos pasar por esto, mi relación con zazen por supuesto ha cambiado con los años, y ya no me preocupa el hacerlo “bien” o “mal”, al menos mientras estoy en zazen, por tanto cuando hablo con la gente sobre el zazen, soy muy consciente de que nada de lo que pueda decir o hacer les va  a ayudar. Yo tuve las mismas preguntas que ellos, y nada que alguien me dijera me ayudó, lo único que me ayudó fue el sentarme aún más en zazen. El único buen consejo que he oído sobre el zen o zazen es “toma tiempo” Nunca quisecreerlo pero creo que es el único consejo que se puede dar y que es verdaderamente cierto. Solo has de sentarte durante largo tiempo, durante  muchos años, y entonces  la sabiduría y la fe se desarrollan.
No hay sabias palabras que puedan ayudarte, porque no hay sustituto a hacerlo tú mismo. No hay maestro que pueda decir nada que sea un sustituto para tu propio tiempo y esfuerzo, lo única cosa útil que puede hacer un maestro es mostrarte que tu propia vida y tu karma es tu propio karma, significando que estás escogiendo como vivir tu vida en cada momento. Nunca he tenido un profesor que me “ayudara” en ningún  otro sentido.
Nadie puede hacer esto por nosotros, y no hay momento para hacerlo sino el momento presente. ES tu maravillosa practica de zazen, no la mía, no me puedo sentar cruzando las piernas por ti, ni respirar por ti. Sí es cierto, estamos todos conectados al gran universo y compartimos el mismo aire, pero al final del día simplemente tú sentado frente al muro, haciendo tu trabajo, centrado en eso y en nada más.


Gesshin Greenwood

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