LILIANE. En Recuerdo
La mayoría ya sabéis que nuera querida Liliane falleció el
29 de agosto, desde principios del verano estaba en una residencia-hospital en
Tours, ciudad en la que vive una de sus hijas. Ha sido la primera vez que no ha
venido al campo de verano.
Liliane era nuestra
memora, nuestra decana y representaba la absoluta fidelidad a Sensei, el maestro Deshimaru, cuya misión
acompaño desde sus inicios.
Recuerdo que cuando tome la decisión de dejar París, para
instalarme durante una decena de años
primero en Sevilla y luego en
Lisboa, muy enfadada me dijo: “¡Traicionas a Sensei!” y luego me regaló las
preciosas claquetas del dojo de Pernety caligrafiadas por Sensei.
Tenia un carácter sombrío, y al mismo tiempo, la amabilidad
de una abuela. Pero ante todo era
indisociable, en nuestro recuerdo, del Maestro Deshimaru y le fue fiel hasta su
último aliento.
Durante este último campo de verano, de forma regular,
varios discípulos han ido a verla porque su salud nos preocupaba mucho. Las noticias que nos
traían era unas veces alarmantes otras
tranquilizadoras. Una semana antes de morir fue a verla un antiguo discípulo, Liliane estaba en la
cama en seiza, con las piernas
dobladas bajo su cuerpo. Ella dijo: “¡Qué dura es la muerte, es negra, es
difícil!” después levanto los ojos hacia la pantalla apagada de la televisión:
“me veo ahí dentro, esta negro.” Después girándose hacia él añadió: “pero voy a
encontrar una solución”.
Una semana más tarde le dijo a su enfermera: “Ya está, ahora
estoy preparada.”
Y al día siguiente se marchó.
Ya en la muerte su rostro era de una gran belleza, liso,
grave, puro y sosegado. El rostro de alguien que no ha escurrido el bulto.
Sentimos todos una gran emoción. Al mirarla, nos dimos cuenta de que nos
dirigimos todos hacia esto.
Estábamos unos treinta con sus dos hijas y su nieto. Le
ofrecimos una bella ceremonia de cremación, Luego Guy Mercier nos invitó a
comer en su dojo. El ambiente era muy familiar, todos los presentes la querían,
surgían los recuerdos, los contábamos; no era triste sino liviano; solo
la ligera melancolía de esos momentos especiales en los que la familia
se reúne tras la partida de un ser querido.
Os deseo una buena vuelta al trabajo. Cuidaos. Buena práctica
Raphaël Triet
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