CAMPO DE VERANO EN SEIKYUJI
La voz de la campana resonará
de nuevo
Queridos amigos / Queridas amigas:
Por fin se abren las fronteras, las puertas de nuestro templo se abrirán de par en par y, al fin, van a empezar las sesiones de verano. La voz del bonsho resonará de nuevo y llevará lejos su canto.
La sangha volverá a reunirse y reaprenderá los gestos tantas veces repetidos desde hace siglos: el tenzo de la genmai que, el primero en levantarse, va a la cocina para calentarla;
la campana que resuena en la noche. Entonces, levantarse por la mañana y encaminar sus pasos al dojo: el doshi recorre los altares y ofrece incienso; amanece en el silencio de zazen; la ceremonia y la invitación a los patriarcas; la procesión con el canto del bonsho y de la campanita contando una historia que se representa desde la noche de los tiempos; el dharani recitado ante Idaten, luego el sutra de las comidas, la apertura de los cuencos y la genmai de tan delicado sabor.
Cada mañana se repite la misma historia y cada vez el mismo asombro.
Con mirada nueva y al mismo tiempo repetida hemos de descubrir cada mañana.
En tiempos del maestro Deshimaru buen número de personas hacíamos todas las sesiones. Nos daba la impresión de que, si no las hacíamos todas, nos perderíamos un acontecimiento de gran importancia.
Los más antiguos deben guiar a los más jóvenes hacia el despertar desvelándoles la luna.
La naturaleza original de Buda que se encuentra en el corazón de todos los seres vivos es como la luminosa luna que no puede mostrarse mientras está velada por las nubes.
De mi alma a tu alma
Raphaël
Queridos amigos / Queridas amigas:
Por fin se abren las fronteras, las puertas de nuestro templo se abrirán de par en par y, al fin, van a empezar las sesiones de verano. La voz del bonsho resonará de nuevo y llevará lejos su canto.
La sangha volverá a reunirse y reaprenderá los gestos tantas veces repetidos desde hace siglos: el tenzo de la genmai que, el primero en levantarse, va a la cocina para calentarla;
la campana que resuena en la noche. Entonces, levantarse por la mañana y encaminar sus pasos al dojo: el doshi recorre los altares y ofrece incienso; amanece en el silencio de zazen; la ceremonia y la invitación a los patriarcas; la procesión con el canto del bonsho y de la campanita contando una historia que se representa desde la noche de los tiempos; el dharani recitado ante Idaten, luego el sutra de las comidas, la apertura de los cuencos y la genmai de tan delicado sabor.
Cada mañana se repite la misma historia y cada vez el mismo asombro.
Con mirada nueva y al mismo tiempo repetida hemos de descubrir cada mañana.
En tiempos del maestro Deshimaru buen número de personas hacíamos todas las sesiones. Nos daba la impresión de que, si no las hacíamos todas, nos perderíamos un acontecimiento de gran importancia.
Los más antiguos deben guiar a los más jóvenes hacia el despertar desvelándoles la luna.
La naturaleza original de Buda que se encuentra en el corazón de todos los seres vivos es como la luminosa luna que no puede mostrarse mientras está velada por las nubes.
De mi alma a tu alma
Raphaël
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